Ortega y Murillo meten la pata por segunda vez y felicitan a Díaz-Canel por el 20 de mayo
Los “copresidentes” de Nicaragua no están al día con la narrativa oficial del régimen cubano.
Los “copresidentes” de Nicaragua no están al día con la narrativa oficial del régimen cubano.
Gracias a una criticada reforma constitucional, ambos dictadores podrán supervisar las funciones legislativas, judiciales, electorales y de control.
No pudiendo derrotar a la nación estadounidense en el terreno militar, económico o tecnológico, el régimen castrocomunista apostará por atrincherarse, esperando mejores tiempos, resistiendo a la defensiva.
Debido a la postura crítica hacia el Gobierno de su hermano, el 28 de mayo último Daniel Ortega lo llamó “traidor” en un acto público.
A finales de agosto, el dictador ordenó una reforma del Código Penal para poder enjuiciar a nicaragüenses exiliados y extranjeros.
Las penas incluyen desde la cadena perpetua y la confiscación de bienes y se tipifican en los delitos que usualmente Ortega y Murillo usan para criminalizar a sus adversarios.
Los líderes comienzan a replantearse quiénes son sus socios en una empresa que, antes de ser política, primero debe ser humana.
Ortega llegó a describir a Lula como “representante de los yanquis en América Latina” por no reconocer la victoria de Maduro.
Las nuevas sanciones buscan abordar la represión del pueblo nicaragüense y la manipulación del sector del oro para beneficio de operaciones corruptas.
El Gobierno de Pedro Sánchez otorgó la nacionalidad española a Belli, que había sido despojada de la nicaragüense el pasado año por el régimen de Daniel Ortega
Los “copresidentes” de Nicaragua no están al día con la narrativa oficial del régimen cubano.
Gracias a una criticada reforma constitucional, ambos dictadores podrán supervisar las funciones legislativas, judiciales, electorales y de control.
No pudiendo derrotar a la nación estadounidense en el terreno militar, económico o tecnológico, el régimen castrocomunista apostará por atrincherarse, esperando mejores tiempos, resistiendo a la defensiva.
Debido a la postura crítica hacia el Gobierno de su hermano, el 28 de mayo último Daniel Ortega lo llamó “traidor” en un acto público.
A finales de agosto, el dictador ordenó una reforma del Código Penal para poder enjuiciar a nicaragüenses exiliados y extranjeros.
Las penas incluyen desde la cadena perpetua y la confiscación de bienes y se tipifican en los delitos que usualmente Ortega y Murillo usan para criminalizar a sus adversarios.
Los líderes comienzan a replantearse quiénes son sus socios en una empresa que, antes de ser política, primero debe ser humana.
Ortega llegó a describir a Lula como “representante de los yanquis en América Latina” por no reconocer la victoria de Maduro.
Las nuevas sanciones buscan abordar la represión del pueblo nicaragüense y la manipulación del sector del oro para beneficio de operaciones corruptas.
El Gobierno de Pedro Sánchez otorgó la nacionalidad española a Belli, que había sido despojada de la nicaragüense el pasado año por el régimen de Daniel Ortega