Suspense y sorpresas en las elecciones ecuatorianas

LA HABANA, Cuba. – Las elecciones celebradas este domingo en la fraterna República del Ecuador no han estado exentas de situaciones sorprendentes y resultados inesperados. Y parece adecuado que mencionemos —ante todo— las inexactitudes observadas en las distintas encuestas realizadas antes de la cita comicial con el fin de determinar las intenciones de voto de los electores.

Y conste que no me refiero a la única que, con un evidente propósito manipulador, divulgaban la televisora chavista TeleSur y sus aliados. Según ese pronóstico mentiroso, la candidatura correísta integrada por Andrés Arauz y Carlos Rabascall (el llamado “Binomio de la Esperanza”) superaría el 40% de los votos con más de 10% de ventaja sobre la segunda candidatura más votada. Esto habría bastado para que alcanzaran el triunfo en la primera vuelta.

Aludo —por el contrario— a las encuestas serias, que fueron numerosas. En todas ellas se pronosticaba el logro de la primera mayoría por Arauz, pero con porcentajes que implicaban la necesaria concurrencia a una segunda vuelta. Esos mismos sondeos coincidían en conceder el segundo lugar a Guillermo Lasso, con una ventaja nunca menor del 6% sobre el abogado indígena Yaku Pérez Guartambel.

Estos datos inexactos condujeron a que este periodista, en un artículo publicado en vísperas de la votación, señalara que los candidatos principales eran en realidad sólo dos, y no tres. La vida ha demostrado que ellos eran cuatro en verdad, pues Xavier Hervas quedó muy cerca de Yaku y Lasso, a poco más del 3% de ambos.

Pero hasta las once de la mañana de este lunes, ya validados más del 97% de los votos, todavía no resultaba posible adelantar el nombre del candidato a Presidente que se enfrentaría a Andrés Arauz en la segunda vuelta. Yaku Pérez y Guillermo Lasso avanzaban en los escrutinios, separados por menos del 0,2% del total de votos. Aunque la pequeña ventaja favorecía al primero de ambos.

Detrás de las cuatro candidaturas arriba mencionadas quedaron las doce restantes, todas ellas con menos del 2% de los sufragios, salvo la de Pedro Freile, que superó por muy poco ese listón. Entre todas ellas sólo obtuvieron algo más del 12% de los votos. Una razón de más para que admiremos la Constitución democrática cubana de 1940, que establecía un respaldo mínimo del 2% para la inscripción de un partido político y la consiguiente presentación de candidaturas. Con una medida como esa se hubiera evitado en Ecuador tanta dispersión inútil del voto.

Un aspecto a destacar sobre el acto comicial en sí es la notable afluencia de votantes. Así lo declaró la presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Diana Atamaint: “Estamos sorprendidos por la gran concurrencia”. Esto, en tiempos de COVID-19, indica la elevada conciencia que tenían los ecuatorianos sobre la excepcional importancia de estos comicios para el futuro de su Patria.

Conocidos los primeros resultados, en las reacciones de los distintos candidatos se destacaron las del castrochavista Andrés Arauz, que dirigió al también izquierdista y “apolítico” Xavier Hervaz un descarado guiño. (Es un decir, ¡en realidad sería más apropiado hablar de una mueca francamente obscena!).

Pensando ya en la segunda vuelta, el candidato correísta coqueteó con el que llegó en cuarto lugar, de quien elogió el buen trabajo que realizó para captar —sobre todo— el voto joven. El piropo no es gratuito. Si en la segunda vuelta Hervaz apoyara a Arauz y todos sus simpatizantes lo siguieran, entonces el último tendría asegurada la victoria con más de la mitad de los votos.

Pero ese escenario parece bien poco probable. Los electores no suelen comportarse de manera tan mecánica. Además, Hervaz obtuvo tamaño éxito gracias, en gran parte, a su retórica “apolítica”. Como tiene sólo 47 años y seguramente aspira a alzarse con la victoria dentro de cuatro, parece muy poco conveniente para él embarrarse con el estiércol asociado desde hace más de quince años al nombre del autoritario y corrupto Rafael Correa, sin importar los ofrecimientos y promesas que le haga ahora Arauz.

Ayer, pasado el mediodía, se anunció que el segundo participante en la ronda definitiva de votación sería Yaku Pérez. Como reza el refrán, “a veces lo que sucede conviene”. Y comento esto porque es un hecho cierto que la mayor parte de los electores del país andino han expresado su preferencia por el socialismo; aunque no necesariamente por uno chavista-correísta.

Si se adicionan los votos alcanzados por Arauz, Yaku Pérez y Hervaz —todos ellos autodeclarados socialistas— suman en conjunto más de los dos tercios de los sufragios válidos emitidos. En ese contexto, cabe aplicar el refrán: no hay mejor cuña que la del mismo palo. Enfrentando al castrochavismo de Arauz, el abogado indígena puede alzarse con los votos de los socialistas democráticos. Y, por supuesto, también es presumible que reciba el apoyo de Lasso y otros candidatos minoritarios de centro-derecha.

Lo único que pudiera conspirar contra una votación masiva en ese sentido sería la prevalencia de los prejuicios raciales. Las personas pertenecientes a los pueblos originarios del Ecuador representan menos del 10% de la población. Esperemos que el resto de los electores no se deje llevar por repudiables criterios racistas, y opte por don Yaku antes que tentar el retorno del correísmo por la vía de Arauz, que se supone que es eurodescendiente.

Pero, por lo menos, ya se vislumbra una ganancia neta en la segunda vuelta: es probable que en ella nos libremos del espectáculo grotesco de ver al candidato más votado llevando a cuestas el muñeco de cartón, en tamaño natural, de su mentor y predecesor. Si ese acto lacayuno le aseguraba a Arauz el voto de la minoría de nostálgicos de Correa, es probable que ahora, cuando se trata de obtener más de la mitad de los sufragios, el ridículo monigote resulte contraproducente.

Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.

René Gómez Manzano

(La Habana, 1943). Graduado en Derecho (Moscú y La Habana). Abogado de bufetes colectivos y del Tribunal Supremo. Presidente de la Corriente Agramontista. Coordinador de Concilio Cubano. Miembro del Grupo de los Cuatro. Preso de conciencia (1997-2000 y 2005-2007). Dirigente de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil. Ha recibido premios de la SIP, Concilio Cubano, la Fundación HispanoCubana y la Asociación de Abogados Norteamericanos (ABA), así como el Premio Ludovic Trarieux. Actualmente es miembro de la Mesa de Coordinación del Encuentro Nacional Cubano