LA HABANA, Cuba.- Dejar correr el agua que no se ha de beber, es solo una metáfora del refranero. Sin embargo, en El Cerro ocurre en la práctica, miles de litros escapan a diario por los cuantiosos salideros que minan la red hidráulica del municipio. El problema no es nuevo, pero gana relevancia en medio de la crisis que sufre parte de la ciudad por desabasto del vital líquido.
Cada cierto tiempo el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), la Empresa Aguas de La Habana (AH) y Viales aterrizan en consejos populares como Palatino, El Canal y Las Cañas, rompen sus calles, cambian tuberías y parchan salideros. No obstante, los arreglos no perduran. Poco después el líquido vuelve a filtrarse por el asfalto y, como un manantial, corre y se desperdicia calle abajo.
Asimismo, en la medida que se suprime un grupo de salideros, surge otro mayor a lo largo de los conductos que suministran al Cerro. Mientras tanto, se estima que unos 600.000 cubanos sufren desabastecimiento de agua potable. En la capital, recientes actualizaciones refieren que al menos 12 de los 15 municipios sufren graves afectaciones en la recepción del fluido.
La crisis ha llevado a más de 130.000 habaneros a carecer de acceso adecuado a agua potable. El escenario más complejo se localiza en el municipio La Lisa, donde ocho consejos populares son abastecidos mediante el servicio de pipas, según dieron a conocer directivos de AH y el INRH en el espacio Libre Acceso del Canal Habana.
Con graves afectaciones también se encuentran Boyeros, 10 de Octubre, Habana del Este, Habana Vieja, San Miguel del Padrón y Cerro; este último recibe suministro unas cinco horas cada tercer día y, en sus zonas altas, por las tuberías de los hogares apenas cae un “hilo” del líquido durante dos o tres horas en el mismo ciclo.
“Muchas veces falla el día que toca, o no sube, quien no tiene ladrón (bomba de agua) escasamente recoge para tomar y cocinar. Lo más triste es que las calles están inundadas. ¿Por qué no arreglan los salideros?”, increpó Asiel López Montoya, vecino del Consejo Popular Palatino.
Paralelo a la avenida Vía Blanca, en la calle Armonía, hace más de tres años que se vienen arreglando varios salideros en un tramo menor a 500 metros. Sobre algunos han vuelto una y otra vez los trabajos de recuperación, pero la baja calidad de las tuberías empleadas y la potencia del fluido (por su cercanía al sistema de bombeo de Palatino, mismo que emite hacia Plaza de la Revolución y 10 de Octubre), ocasionan que en corto tiempo vuelvan a reventar.
Durante agosto se recuperó uno de los más añejos en ese circuito, el que se ubica en Armonía, entre Chaple y Suzarte. Según explicó a CubaNet uno de los trabajadores de la obra, se sustituyó el antiguo conducto por otro de polietileno que garantiza mayor resistencia a las condiciones del terreno y a la presión que alcanza la red conductora.
“Son las que se están utilizando en las nuevas obras, con estas se acaban los salideros. Empezamos por aquí debido a la cantidad de quejas, pero no sabemos cuándo se le prestará servicio a los que quedan. Eso ya depende de Inversiones”, dijo la fuente citada, pidiendo resguardar su identidad.
A la espera de que sean aprobados más recursos, en las esquinas de Armonía con Suzarte y con Resguardo, otros dos salideros vierten y por gravedad el agua se desparrama hacia decenas de calles. El panorama se multiplica por toda la geografía de El Cerro. Entre los salideros más añejos están los que nacen en las calles Pezuela y Primelles.
En el Consejo Popular El Canal, San Cristóbal es una de las arterias que habitualmente inundan los salideros. Muchos vecinos han tenido que construir pequeños muros a la entrada de las viviendas para evitar que penetre agua, que en múltiples puntos rebaza el nivel de las aceras.
Orlando Oropeza Valdivia, quien reside en la calle, argumentó que “este desastre sucede todos los días”. “Como ves no se puede ni cruzar la calle. Las tupiciones en las alcantarillas también contribuyen a que se inunde toda esta zona baja, y lo peor es que se mezclan el agua potable y la que viene de los salideros de las fosas”, lamenta.
Contradictoriamente, mientras el líquido corre como un arroyuelo a escasos centímetros de las puertas, en el interior de los hogares las personas tienen que ahorrar hasta la última gota almacenada. De acuerdo con Senén Terraza Cuéllar, cuando se viola el ciclo de distribución es común ver a personas recogiendo agua con cubos en sitios donde presuntamente todavía no se ha contaminado.
“Es como sacar agua del río, lo único que en El Cerro es agua que viene calle abajo. La gente la recoge para limpiar la casa y echarle al baño. La de los tanques se guarda para llenar los pomos del frío (para beber), para cocinar”, precisó el entrevistado.
Por su parte, Arnaldo Cejas Quiñones cuestionó al desempeño de las autoridades en la solución de la crisis: “Luego dicen que no hay agua, vergüenza es lo que no hay. Ve al callejón del Canal para que veas, parece el aliviadero de una presa. Supuestamente no tienen recursos para arreglar los salideros, pero no paran de construir hoteles”.
Durante julio y agosto, la tardanza en más de 10 días del suministro de agua en varios repartos de la ciudad, derivó en nuevas protestas populares.