En Cuba, un post en Facebook puede costarte hasta 14 años de cárcel

Foto: Archivo Cubalex.

Desde que el internet por datos móviles llegó a Cuba en 2018, millones de ciudadanos encontraron en él una herramienta para expresar ideas y pensamientos que en espacios físicos les habían sido negados desde 1959. Pero este mismo espacio pronto se convirtió en un campo minado.

El gobierno cubano, acostumbrado a silenciar y hostigar a la prensa independiente, entendió el poder de las redes sociales y extendió sus fuerzas represivas hacia este nuevo terreno digital. La principal arma para atacar la libertad de expresión sigue siendo la misma: la ley.

Hoy, un comentario crítico, un meme o una transmisión en vivo pueden convertirse en una condena de cárcel.

¿Qué leyes se usan para callar voces críticas?

La represión digital en Cuba se sostiene en normas como el Decreto-Ley 370, el Decreto-Ley 35 sobre telecomunicaciones y el Código Penal vigente. Todas ellas criminalizan conceptos vagos como “información contraria al interés social” o “propaganda contra el orden constitucional”.

En la práctica, son frases vacías que el Estado utiliza a conveniencia para castigar la crítica y el discenso. El resultado es un clima de miedo y escarmiento: la gente se pregunta si vale la pena arriesgar su libertad por un simple post.

¿Quiénes son Ana Ibis y Jarol y por qué fueron condenados?

El caso de Ana Ibis Trista Padilla, una mujer de 36 años de Las Tunas y esposa del preso político Damián de Jesús Echavarría, y de Jarol Varona Agüero, también opositor, son un ejemplo estremecedor de cómo en Cuba se castiga no sólo la crítica en redes, sino también a quienes denuncian abusos contra familiares encarcelados o expresan su disenso político.

En septiembre de 2025, ambos fueron condenados en un nuevo juicio: Ana Ibis a 14 años de prisión y Jarol a 13 años, tras acusaciones fabricadas de “propaganda contra el orden constitucional” y “otros actos contra la seguridad del Estado”. ¿Su “delito”? En el caso de Ana Ibis, publicar y asesorar en redes sociales cómo difundir una convocatoria a una marcha pacífica. En el de Jarol, supuestas conexiones con una organización en el exilio que nunca fueron probadas y que sirvieron de pretexto para imponerle una sanción ejemplarizante.

En un primer juicio, ambos habían sido absueltos por falta de pruebas: el fiscal no pudo demostrar que sus actos hubieran causado daño real al Estado ni a ninguna persona. Sin embargo, tras la apelación, el caso fue reabierto y el Tribunal Supremo los declaró culpables únicamente con informes de la Seguridad del Estado y testimonios de sus agentes, sin pruebas materiales ni testigos independientes. Esto muestra cómo los jueces actúan bajo órdenes políticas y no con verdadera independencia.

Libertad de expresión: lo que dicen las normas internacionales

Ana Ibis y Jarol nunca debieron ser juzgados por expresarse en redes. La libertad de expresión, según las normas internacionales, solo puede limitarse en situaciones muy concretas:

  • Si de verdad causa un daño real o un peligro inmediato.
  • Si hay una razón muy clara y legítima para hacerlo.
  • Si la sanción es la mínima necesaria para evitar ese daño.

La lógica es simple: si no hay daño, no debería haber castigo. En el caso de Ana Ibis y Jarol Varona, nada de esto ocurrió. Nadie probó que sus palabras causaran un peligro real, ni que 14 y 13 años de cárcel fueran una medida necesaria o razonable.

El caso de Ana Ibis también muestra otra práctica que Cubalex ha identificado como castigar a las familias de los presos políticos. Ella fue condenada no solo por lo que publicó, sino también por ser la esposa de un opositor encarcelado, siendo esta táctica busca enviar un mensaje de miedo: “si denuncias abusos contra tus familiares, también te vamos a castigar”.

¿Qué otras personas han sufrido lo mismo?

Lo ocurrido con Ana Ibisy a  Jarol Varona no es una excepción. En el mismo proceso también condenaron a Félix Daniel Pérez Ruiz y a Cristhian de Jesús Peña Aguilera a 5 y 4 años respectivamente. Sus acciones fueron tan simples como publicar un mensaje crítico en Facebook, compartirlo o conversar sobre cómo ganar seguidores.

Y no son los únicos. Desde 2021, al menos 42 personas han sido encarceladas en Cuba por publicaciones en redes sociales, muchas de ellas con sentencias de hasta 15 años. El patrón se repite una y otra vez: la Seguridad del Estado inventa acusaciones, la fiscalía las respalda y los tribunales, sometidos a órdenes políticas, dictan largas condenas para dar escarmiento. En este contexto, nadie está a salvo si decide expresar su descontento en internet.

Esto no es exclusivo Cuba: ejemplos en otros países

El comportamiento del gobierno cubano forma parte de una estrategia global de control usada por otros regímenes autoritarios.

Durante la Primavera Árabe, jóvenes que organizaron protestas por Facebook fueron perseguidos y encarcelados. En Nepal, el gobierno aprobó leyes para castigar con cárcel la información falsa difundida en redes, un concepto tan impreciso como el de propaganda contra el orden constitucional  en Cuba.

A esto se suman los casos de China y Rusia, paradigmas del control digital y, además, aliados del régimen cubano. China ha construido uno de los sistemas de censura más sofisticados del mundo, conocido como la Gran Muralla Digital, para bloquear contenidos y vigilar a sus ciudadanos en línea. Rusia, por su parte, ha aprobado leyes que permiten cerrar medios independientes, bloquear plataformas y encarcelar a usuarios por difundir opiniones críticas en internet.

Estos ejemplos muestran como lo que sucede en Cuba no es aislado, sino que forma parte de una estrategia compartida: sofocar la crítica ciudadana, vigilar la red y mantener el control a toda costa.

Hablar es resistir

La historia de Ana Ibis refleja un riesgo que pesa sobre cualquier cubano: un simple comentario en Facebook puede ser tratado como una amenaza al Estado. La represión digital no busca justicia, busca silencio.

En un primer momento se usaron decretos como el 370 para imponer multas y decomisos como castigos económicos. Hoy, la represión ha escalado hasta convertir las publicaciones en redes en motivo de largas condenas de cárcel. Pero justamente por eso la voz ciudadana se convierte en el arma más poderosa que tenemos: mientras más personas denuncien, compartan y visibilicen lo que ocurre, más difícil será para el poder seguir escondiendo sus abusos.

Callar solo fortalece al miedo y alimenta la impunidad. Hablar, aunque intenten castigarlo, abre caminos a la verdad y la justicia. La participación activa y la solidaridad son hoy la mejor forma de resistir.

¿Tienes un familiar sancionado por publicar en redes?

En Cubalex documentamos cada día violaciones de derechos humanos en Cuba y registramos los abusos cometidos contra quienes se atreven a ejercer su libertad de expresión.

👉 Si tienes un familiar que ha sido multado, sancionado administrativamente, acusado por un delito relacionado con publicaciones críticas, acosado o condenado en un juicio injusto, comunícate con nosotros.

Podemos asesorarte, acompañarte en el proceso y, de ser necesario, llevar tu denuncia a instancias internacionales para salvarte del silencio.

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