En las prisiones cubanas, las autoridades penitenciarias han implementado un sistema de control y represión dirigido especialmente contra los presos políticos. Utilizando a reclusos comunes designados como “disciplina”, se perpetúan prácticas de violencia, intimidación y manipulación de beneficios.
Estas tácticas, que van desde agresiones físicas hasta la manipulación de recursos y condiciones de vida, están diseñadas para silenciar y controlar a los disidentes, socavando su salud mental y aislándolos socialmente. Dichas no solo violan los derechos humanos de los presos políticos, sino que también fomentan un ambiente de miedo e inseguridad dentro de las prisiones. A continuación, se describen algunas de las tácticas específicas empleadas:
Designación de “Disciplina” entre los Reclusos Comunes
1. Roles Disciplinarios:
– Las autoridades penitenciarias designan a ciertos reclusos comunes como “disciplina” o responsables del orden interno. Estos reclusos reciben ciertas ventajas, como un salario de 250 pesos cubanos, a cambio de controlar y maltratar a otros prisioneros, especialmente a los presos políticos.
2. Control y Hostigamiento:
– Los reclusos comunes designados como “disciplina” son instruidos para hostigar y maltratar a los presos políticos. Esta hostilidad incluye agresiones físicas, intimidación y vigilancia constante para impedir que los presos políticos realicen denuncias o actividades de resistencia.
Coacción y Represalias
1. Uso de la Violencia:
– Las autoridades penitenciarias permiten e incluso alientan a los reclusos comunes a usar la violencia contra los presos políticos. Estos actos incluyen golpizas y amenazas de violencia, creando un ambiente de miedo e inseguridad para los presos políticos.
2. Manipulación de Condiciones:
– A los presos políticos se les ubica deliberadamente en destacamentos con reclusos que han cometido delitos de sangre y que son conocidos por su agresividad. Esto se hace con la intención de intimidar y controlar a los presos políticos mediante la amenaza constante de violencia.
Incentivos y Beneficios
1. Beneficios a Cambio de Hostigamiento:
– Los reclusos comunes que cooperan con las autoridades en el hostigamiento de presos políticos reciben beneficios adicionales, como visitas conyugales o familiares, tiempo extra para llamadas telefónicas, y mejores condiciones de vida dentro de la prisión.
2. Control de Recursos:
– Los “disciplina” también controlan el acceso a recursos como teléfonos, lo cual les permite monitorear y restringir las comunicaciones de los presos políticos. Este control adicional aumenta la presión sobre los presos políticos y limita su capacidad para denunciar abusos.
Ejemplos Específicos de Hostigamiento
1. Provocaciones y Agresiones:
– En varias prisiones, los “disciplina” han sido responsables de ataques directos contra presos políticos. Por ejemplo, Alexis Sabatela fue casi acuchillado por un “disciplina” después de exigir mejores condiciones sanitarias durante un brote de catarro en la prisión de Kilo 7, Camagüey.
2. Represalias Colectivas:
– Las autoridades penitenciarias aplican castigos colectivos, retirando beneficios a todo un destacamento si un preso político realiza denuncias o se niega a acatar ciertas normativas. Esto genera fricciones entre los reclusos y aumenta la presión social sobre los presos políticos.
Implicaciones Psicológicas y Físicas
1. Impacto en la Salud Mental:
– El constante hostigamiento y las amenazas de violencia tienen un impacto severo en la salud mental de los presos políticos, exacerbando el estrés y la ansiedad. Estas condiciones pueden llevar a episodios de autolesiones o intentos de suicidio.
2. Aislamiento Social:
– La manipulación de los reclusos comunes crea un entorno de aislamiento social para los presos políticos, dificultando su capacidad para formar redes de apoyo dentro de la prisión. Este aislamiento agrava su sufrimiento y vulnerabilidad.
Estas acciones violan la Regla 1 de las Reglas Mandela y son facilitadas por el incumplimiento de varias otras normas:
– Regla 40: Prohíbe que los reclusos desempeñen funciones disciplinarias.
– Regla 30: Obliga al personal médico a hablar y examinar regularmente a los reclusos para detectar estrés psicológico.
– Regla 12: Establece que las celdas deben ser individuales siempre que sea posible, y en dormitorios colectivos, se debe seleccionar cuidadosamente a los reclusos para evitar violencia sexual y otros abusos.
A modo de conclusiones podemos señalar que las prácticas descritas en este texto demuestran una sistemática violación de los derechos humanos dentro del sistema penitenciario cubano. Tal y como se ha apuntado anteriormente, la utilización de reclusos comunes para hostigar y controlar a los presos políticos, mediante un régimen de violencia, intimidación y manipulación de beneficios, no solo representa una grave transgresión a la dignidad humana, sino que también perpetúa un ciclo de miedo e inseguridad que afecta profundamente la salud mental y el bienestar de los prisioneros. Sin dudas, la situación en las prisiones cubanas requiere una urgente atención internacional y la implementación de medidas correctivas para garantizar la protección de los derechos humanos y el cese de estas prácticas abusivas.
