El ex prisionero político y activista Michael Hernández Medina presenta un cuadro médico alarmante, con sangrado por la boca y niveles bajos de hemoglobina, y sospecha de una lesión pulmonar. Su condición se agrava por ser paciente de VIH, lo que incrementa el riesgo de complicaciones graves si no recibe atención médica especializada e inmediata.
Este deterioro ocurre en un contexto de hostigamiento sistemático. A inicios de octubre, Michael fue citado por la Seguridad del Estado en Pinar del Río y trasladado mediante engaños al Centro de Instrucción Penal, conocido como El Técnico. Su madre permaneció más de cuatro horas sin información sobre su paradero, mientras él era interrogado en condiciones de frío extremo, recibiendo amenazas y acoso por una publicación en redes sociales.
Fue liberado bajo advertencias: lo mantienen vigilado, tiene un expediente por “contrarrevolucionario” y se le prohibió continuar publicando bajo amenaza de prisión.Testimonio de su madre: violencia, persecución y desamparo
La madre de Michael relató a nuestro equipo que Michael tenía en ese momento el teléfono de ella, ya que el suyo no funcionaba. Mientras se encontraba frente al hotel Pinar del Río, varias personas que lo habían estado siguiendo desde la mañana se le acercaron con el pretexto de pedirle la hora.
Al responder, le arrebataron el teléfono y lo tiraron al suelo, pisoteándolo hasta romperlo. Testigos universitarios presenciaron el hecho y cuestionaron la agresión, pero una mujer advirtió que los atacantes eran agentes de la Seguridad del Estado armados, lo que impidió que intervinieran.
La madre denunció que tanto su hijo como su familia viven bajo vigilancia y hostigamiento constante. Ella misma ha sido expulsada de varios empleos por motivos políticos y afirma que la Seguridad del Estado los vigila e impide su libre movilidad, incluso bloqueando intentos de llegar a embajadas para solicitar protección.
Cubalex alerta sobre la necesidad urgente de garantizar atención médica especializada, inmediata y adecuada para Michael Hernández Medina, independientemente de cualquier condición política o social.
La omisión o negligencia en su tratamiento puede constituir una violación de sus derechos a la salud, a la integridad personal y a la vida. Michael y su familia mantienen una profunda desconfianza en el sistema de salud estatal, debido a antecedentes de negligencia médica y maltrato durante hospitalizaciones previas.
Su caso refleja un patrón de represión, desprotección institucional y abandono médico hacia las personas activistas y sus familias en Cuba.
Actualización del caso de Michael Hernández Medina 30 de octubre
Según información recibida por Cubalex, Michael Hernández Medina fue enviado a su casa para recibir atención médica en la posta de Briones Montoto, siempre que logre conseguir por su cuenta los medicamentos que necesita.
Él y su madre pasaron todo el día entre los hospitales Abel Santamaría (hospital nuevo) y León Cuervo Rubio (hospital viejo), en Pinar del Río, debido a que no había reactivos, medicamentos ni otros recursos básicos.
La mayoría de los médicos coincidieron en que su estado de salud requería hospitalización, pero finalmente le informaron que no contaban con insumos para atenderlo. En el hospital León Cuervo Rubio, además, no había camas disponibles en las salas, por lo que la única opción era ingresarlo en el cuerpo de guardia.
Debido a su condición de paciente con VIH y al riesgo de contagio con otras enfermedades, los médicos consideraron más seguro que regresara a su casa, donde sería controlado por la posta médica de su comunidad.
En la práctica, le dijeron que resolviera como pudiera, dejándolo sin acceso efectivo a la atención médica que necesita.
Negarle atención hospitalaria a una persona enferma y obligarla a buscar por su cuenta los medicamentos constituye una grave violación del derecho a la salud y a una vida digna.