Foto: Archivo Cubalex.
Óscar Luis Ortiz Arrovsmeth, manifestante de las protestas del 11 de julio de 2021, cumple una condena de diez años de prisión en el Combinado del Este, en La Habana. Desde su detención, su salud se ha deteriorado gravemente debido a la falta de atención médica y a las condiciones inhumanas de reclusión.
En diciembre de 2024 sufrió la pérdida de su madre, lo que afectó profundamente su estabilidad emocional. A pesar del impacto psicológico y de los padecimientos físicos que presenta —entre ellos problemas cardíacos, hipertensión y alteraciones del sistema nervioso— las autoridades penitenciarias han ignorado reiteradamente su situación.
El 30 de septiembre de 2025, su esposa, Odalis Valentina Fiz Neira, acudió a la prisión para una visita familiar. Al comprobar que su esposo no había recibido la asistencia médica que requería y que, además, era obligado a trabajar, presentó una reclamación ante el mando del penal. Poco después, Odalis sufrió un derrame cerebral y fue ingresada de urgencia en el hospital Julio Trigo, donde enfrentó la escasez de medicamentos y la ausencia de atención especializada.
Tras ser informado del estado crítico de su esposa, Óscar Luis recibió autorización para visitarla. El encuentro, marcado por el impacto emocional y su frágil salud mental, le provocó una crisis que derivó en episodios de confusión y desorientación.
Cuando no regresó al penal en el plazo establecido, las autoridades revocaron su régimen abierto y lo trasladaron al edificio 3 del Combinado del Este, una zona de máxima seguridad. Desde entonces permanece sin comunicación con su familia ni acceso a información sobre su situación legal o médica.
Las autoridades penitenciarias respondieron suspendiendo sus visitas familiares, una medida de castigo que lo mantiene en aislamiento y constituye un acto de represalia directa. Este tipo de sanciones refuerza el patrón de abuso y arbitrariedad característico del sistema penitenciario cubano.
El 14 de octubre de 2025, Odalis Valentina Fiz Neira falleció a causa del derrame cerebral. Su muerte refleja el daño que la represión estatal extiende a los familiares de las personas presas por motivos políticos, y evidencia las consecuencias humanas de la violencia institucional.
Hoy, Óscar Luis Ortiz Arrovsmeth se encuentra en una situación de extrema vulnerabilidad: privado de libertad, sin atención médica ni apoyo familiar, y expuesto a condiciones que ponen en riesgo su vida.
Desde Cubalex exigimos al Estado cubano garantizar su integridad física y mental, cesar los actos de represalia contra las personas privadas de libertad por motivos políticos.