El prisionero político Onaikel Infante Abreu está recluido actualmente en una celda de castigo en la prisión de máxima seguridad Combinado del Este, en La Habana, comunicó su esposa, Sujay Acosta Toscano.
De acuerdo con la información proporcionada por su esposa, Infante Abreu se declaró en huelga de hambre hace cinco días aproximadamente y además de mantenerlo aislado lo tienen esposado con “shakiras”, una conocida práctica de tortura empleada por los guardias para castigar a los reclusos.
A través de una denuncia que circuló en redes sociales se conoció que Infante Abreu, de 36 años, fue arrestado de manera violenta el 27 de octubre de 2023. Ese día, narra su esposa, el joven decidió manifestarse en contra del gobierno por la falta de alimentos y la precaria situación que se vive en Cuba. Subió a la azotea de la vivienda de su madre y en una sábana blanca pintó las frases “Patria y Vida”, “Libertad”, “Abajo los Castro” y “Comida para el pueblo”.
A pesar de que su protesta fue pacífica, las tropas especiales de la Policía lo rodearon, dispararon balas de goma y lo golpearon intensamente en la cabeza. A causa de las lesiones, lo trasladaron a un hospital militar, donde experimentó convulsiones sin recibir la atención médica adecuada. Después, Infante Abreu fue llevado a Villa Marista, sede central de operaciones de la Seguridad del Estado, y posteriormente al Combinado del Este.
Después de su arresto, su esposa indagó en varias estaciones policiales, pero no pudo obtener información alguna sobre su paradero. Le informaron verbalmente que el prisionero está acusado de “alteración del orden constitucional”, sin embargo, no hay un documento que confirme el motivo de la detención, ni los detalles sobre el supuesto delito en su contra.
Además, Sujay Acosta Toscano, madre de cinco menores, recibió una amenaza por parte de la Seguridad del Estado, para evitar que denuncie públicamente la arbitraria detención de su esposo. Según explicó en la denuncia, un hombre no identificado le advirtió que podría ser desalojada del lugar donde reside con sus hijos, un consultorio abandonado que ocupó hace 13 años ante la escasez de vivienda en La Habana.
El caso de Onaikel Infante Abreu refleja múltiples violaciones de derechos humanos, incluyendo la libertad de expresión, el trato digno durante la detención, en la que se observa un empleo desproporcionado de la fuerza. Además, el recluso ha sido sometido en prisión a torturas y maltratos, tampoco se ha presentado una acusación formal en su contra, lo que viola sus derechos fundamentales y las garantías del debido proceso.